domingo, 3 de octubre de 2010

Yo también participé en la Huelga General

Primero atacaron a los inmigrantes, unos muertos de hambre que han venido a quitarnos el trabajo, encima les ponen pisos subvencionados, dejan a nuestros niños fuera de las listas de guarderías y llenan las urgencias de los hospitales. Después, atacaron a los funcionarios que se pegan la mañana leyendo el periódico y tomando café. Luego, fueron los sindicalistas, holgazanes y violentos.

Pues bien, ninguno de los mencionados son los responsables de la situación actual. El poder económico subyuga al poder político. Los organismos que fueron incapaces de prever la crisis imponen ahora las medidas para salir de ella. Unas llamadas telefónicas a ZP (Obama, UE) sirvieron para que este se olvidara del programa electoral y adoptara medidas para aplacar la ira de los mercados. Primero empezaron con la reforma laboral -os recuerdo que las movilizaciones sociales en Francia frenaron la semana laboral de 65 horas- , después seguirán con las pensiones -jubilación a los 67 años- y después atacarán el sistema público de salud – pretenden amonestarnos con facturas”informativas”, paso previo al "copago". Negros nubarrones se ciernen sobre la democracia -secuestrada por los mercaderes- y sobre el Estado de Bienestar.

Los paganos seremos las clases trabajadoras, pero nunca seremos los responsables.Eso sí, no perdamos la cabeza. Nos equivocamos si responsabilizamos a los inmigrantes, funcionarios y sindicatos. Los sindicatos son la expresión de la voluntad de organización de las clases trabajadoras frente al capital y gracias a su lucha no estamos como en el siglo XIX. A menos fuerza sindical, más temporalidad, menos cobertura social y peor salario. Los piquetes más violentos son los empresarios que amenazan al trabajador diciendo que si haces huelga, no vengas tampoco al día siguiente.

Hice huelga. Lo sentí como una obligación moral. Pensé en mis alumnos, lo hice también por ellos. Todas las generaciones tenemos la obligación de dejar un mundo mejor que el recibido. Nosotros no podemos fallar. Y si al final perdemos, que sepan de la lucha. Prefiero "mirar al páramo, asumir el frío, decir lo que veo sin engañarme".